sábado, 28 de noviembre de 2009

AMO LAS CALLES DE LIMA.



Las calles de la “Ciudad de los Reyes”, pueden ser para algunos limeños estresante, incluso hasta caótico. Sin embargo para mí es fascinante, particular y único.

El ruido de los carros, el transito saturado en las pistas me enamoran a cada paso que doy. Un ejemplo de este paraíso del caos es la avenida Abancay donde los vehículos y peatones se pelean para transitar.

Eso no existe en otro país. La sinfonía del claxon y de los motores viejos de los vehículos crean una composición perfecta y única en el planeta.

El grito y los insultos de peatones contra los chóferes es un espectáculo solo de la capital, y aunque, a veces, creo que es incorrecto, es apasionante ver eso. Y, este suceso, no solo queda ahí, sino es un teatro urbano, que forma parte de nosotros como identidad.

Su cultura chicha ya implantado en los limeños comparte su supremacía con balcones y casas de quincha y adobe de antaño.
Pero lo que mas resalta de la Lima actual, es su informalidad, reflejadado en los ambulantes, que deambulan en las calles.

Otra característica, que no puede pasar desapercibida, son las casas de los miles de migrantes, que en la década del 50 llagaron en barriadas a la capital. Y se atrincheraron en los cerros, que rodean la Lima Oficial.

Se puede decir, que hoy, la capital del Perú “es más chola, que criolla”. A pesar de sus iconos de la formalidad como son el Palacio de Gobierno y Justicia o el Congreso de la Republica. En la lima real viven tanto personas en extrema pobreza, así como políticos corruptos, que solo ingresan a los cargos públicos a robar.

Si bien las calles de Lima están bañadas de historia de Virreyes de linaje, no debemos olvidar, que los criollos de la colonia no deben opacar a la Lima provinciana pujante, que surge hoy, en una realita incierta por culpa de la incapacidad de los gobernantes y líderes políticos.

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